sábado, 23 de mayo de 2015

LA EDUCACIÓN EN 2030



 ¿Cómo será la educación en 2030? Quizá dejemos de educar, o continuemos retrocediendo como hasta ahora. Retrocediendo porque, aunque hayan aumentado los recursos y las tecnologías para tener una educación más eficaz (colaborativa, integradora, igualitaria, funcional, etc.), ¿se ha cumplido alguna de estas características hasta ahora? La respuesta parece evidente…
Además de estas peculiaridades que debería tener la educación (y todavía no las tiene), se me ocurre alguna idea descabellada sobre cómo podría ser esta en 2030. Aunque, tampoco tiene por qué ser disparatada ya que, por ejemplo, cuando vivíamos acostumbrados al teléfono fijo, ¿quién iba a pensar que podíamos llevar uno en el bolsillo? Solo los de mentes precoces, pero el resto estamos en la inopia. Precisamente esto parece que ocurre en la educación, que estamos empanados, anticuados, y somos unos indolentes que nos negamos a trabajar con lo “nuevo”.
Para mejorar esta situación, las impresoras 3D y 4D del 2015, en 2030, acabarán imprimiendo robots que hagan todos los trabajos del planeta. La excepción no iba a ser la educación. Contaremos con un profesorado robotizado (más si cabe), que dominará todos los conocimientos posibles (tanto de su asignatura como de cualquier otra, incluso podría dar todas las clases a todos los cursos al mismo tiempo de tanto que sabe). ¡Qué genialidad!, ¡cuánto saben! Así que, ¿para qué tener a profesores (de carne y hueso) que leen de un libro o de un PowerPoint los contenidos que los alumnos tienen que aprender?, ¿para qué tenerlos si hacen lo mismo que pueden hacer las máquinas?, ¿para qué mantener a los profesores si tenemos que pagarles hasta cuando se dan de baja?, ¿para qué sufrir sus continuos bajones y depresiones y gastar tiempo en encontrar a otros?, ¿para qué ser profesor de carne y hueso si no sientes y disfrutas lo que haces?,...
La solución será que, en 2030, se lleven a cabo las máquinas-profesores (que no es lo mismo que decirle a un profesor que es una máquina). Aunque, con las máquinas-profesores no tendríamos el factor emocional, que solo es capaz de llevar a cabo el profesor de carne y hueso, ya que puede aportar información personal y profesional en su enseñanza, ejemplificar con hechos reales, y sobre todo, mostrar cariño, motivar, emocionar, empatizar… Sin embargo, si los profesores de 2015 siguen sin trabajar la afectividad y la cooperación en el aula, y no se benefician de los recursos TIC que van surgiendo, ¿para qué los queremos en 2030? 
Vota PR (Profe Robot). Jornada de reflexión... 
#elecciones2015


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