¿Cómo
será la educación en 2030? Quizá dejemos de educar, o continuemos retrocediendo
como hasta ahora. Retrocediendo porque, aunque hayan aumentado los recursos y
las tecnologías para tener una educación más eficaz (colaborativa, integradora,
igualitaria, funcional, etc.), ¿se ha cumplido alguna de estas características
hasta ahora? La respuesta parece evidente…
Además
de estas peculiaridades que debería tener la educación (y todavía no las tiene),
se me ocurre alguna idea descabellada sobre cómo podría ser esta en 2030. Aunque,
tampoco tiene por qué ser disparatada ya que, por ejemplo, cuando vivíamos acostumbrados
al teléfono fijo, ¿quién iba a pensar que podíamos llevar uno en el bolsillo?
Solo los de mentes precoces, pero el resto estamos en la inopia. Precisamente esto
parece que ocurre en la educación, que estamos empanados, anticuados, y somos
unos indolentes que nos negamos a trabajar con lo “nuevo”.
Para
mejorar esta situación, las impresoras 3D y 4D del 2015, en 2030, acabarán
imprimiendo robots que hagan todos los trabajos del planeta. La excepción no
iba a ser la educación. Contaremos con un profesorado robotizado (más si cabe),
que dominará todos los conocimientos posibles (tanto de su asignatura como de
cualquier otra, incluso podría dar todas las clases a todos los cursos al mismo
tiempo de tanto que sabe). ¡Qué genialidad!, ¡cuánto saben! Así que, ¿para qué
tener a profesores (de carne y hueso) que leen de un libro o de un PowerPoint
los contenidos que los alumnos tienen que aprender?, ¿para qué tenerlos si
hacen lo mismo que pueden hacer las máquinas?, ¿para qué mantener a los
profesores si tenemos que pagarles hasta cuando se dan de baja?, ¿para qué
sufrir sus continuos bajones y depresiones y gastar tiempo en encontrar a
otros?, ¿para qué ser profesor de carne y hueso si no sientes y disfrutas lo
que haces?,...
La
solución será que, en 2030, se lleven a cabo las máquinas-profesores (que no es
lo mismo que decirle a un profesor que es una máquina). Aunque, con las
máquinas-profesores no tendríamos el factor emocional, que solo es capaz de
llevar a cabo el profesor de carne y hueso, ya que puede aportar información personal
y profesional en su enseñanza, ejemplificar con hechos reales, y sobre todo,
mostrar cariño, motivar, emocionar, empatizar… Sin embargo, si los profesores
de 2015 siguen sin trabajar la afectividad y la cooperación en el aula, y no se
benefician de los recursos TIC que van surgiendo, ¿para qué los queremos en
2030?
Vota PR (Profe Robot). Jornada de reflexión...
#elecciones2015
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