Comenzaré el comentario con una serie
de preguntas simples: ¿Cómo será la educación en 2030? Un pregunta simple, pero
a la vez compleja. ¿Quién sabe qué pasará de aquí a 15 años? ¿Acaso acertaron
todos los que intentaron predecir cómo sería la vida de las generaciones que
les suceden? Estas y muchas otras preguntas podrían guiarnos a la hora de
tratar nuestro futuro. Lo que aquí nos concierne es el futuro de la educación,
por lo que vamos a viajar en el tiempo, primero hacia un cercano y conocido
pasado, para después dirigirnos hacia el desconocido futuro, en concreto al año
2030 y para ello, vamos a partir de la idea de que nadie sabe cómo será la vida
en 2030.
Cojamos nuestra máquina del
tiempo y vamos a la década de los 90. Vamos a seguir a los alumnos de la época
a una clase de lengua. Allí va un grupo de alumnos con cuerpos diminutos
cargando un montón de libros sobre la espalda, en un día frío del mes de enero.
Llegan, entran a clase, se sientan, sacan el material y observan al profesor
con respeto y admiración. Para calentar, el profesor les manda sacar una hoja
en blanco, van a hacer un dictado -¿qué es un dictado? se preguntará,
seguramente un alumno en 2030- terminan el dictado, el profesor ordena al
alumno más brillante salir a la pizarra para escribir el dictado mientras sus
compañeros corrigen los errores que hayan tenido con bolígrafo rojo. Creo esta
breve escena llena de respeto, seriedad y concentración nos basta para obtener
una imagen de la educación en esa década no tan lejana.
Volvemos a coger la máquina y la
programamos para viajar al año 2031. Se respira un aire más limpio, seguro que
es gracias a los nuevos vehículos ecológicos. No acercamos en horario lectivo a
un aula de lengua en el instituto Postic. Los niños se sientan alrededor de la
mesa del profesor que está en el medio explicando. Cada niño tiene una Tablet,
no se ve ningún papel en el aula. Quizás eso explique el verdor de la ciudad y
sus alrededores, ahora hay más árboles y bosques. De repente, un aparato
situado a los pies del profesor empieza a emitir unas imágenes en 3D. Ese es
Miguel de Cervantes en 3D, contando a los alumnos su vida y debatiendo con
ellos sobre su novela más famosa, El Quijote. En cuanto Cervantes terminó su
intervención, lo alumnos se dispusieron a hacerle preguntas, mientras lo anotan
todo en sus Tablet. Es fascinante la capacidad crítica, reflejada en sus
preguntas, que tienen los alumnos con respecto a generaciones anteriores.
En conclusión, es curioso, a la
vez que fascinante, el cambio que se ha producido en tan sólo 4 décadas. Creo
que la peor época de educación fue la que vivimos en las dos primeras décadas
del siglo XXI, puesto que fue una época de transición, en la que la tecnología
no estaba del todo consolidada, además de que la educación vivía una época de
inestabilidad debido al gran número de reformas educativas en tan poco tiempo.
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